SEPTIEMBRE CONSCIENTE 2025 – Escucha Consciente: Clave para Relaciones Saludables

La escucha consciente, también llamada escucha profunda o escucha activa, es una habilidad comunicativa que implica prestar atención plena y genuina a lo que otra persona está diciendo, tanto a nivel verbal como no verbal, sin interrupciones ni juicios. Se trata de un acto de generosidad que implica ceder espacio en la mente y el corazón para acoger al otro y comprender su perspectiva. 

  • Atención plena:Concentrarse completamente en el hablante, dejando de lado distracciones internas y externas. 
  • Empatía:Intentar comprender los sentimientos y la perspectiva del otro, poniéndose en su lugar. 
  • Ausencia de juicios:Evitar juzgar o interrumpir al hablante, aceptando su mensaje tal como es. 
  • Respeto:Mostrar respeto por el otro, valorando su experiencia y permitiéndole expresarse libremente. 
  • Comprensión profunda:No solo escuchar las palabras, sino también intentar comprender el significado subyacente y las emociones que se transmiten. 

Beneficios de la escucha consciente:

  • Mejora la comunicación:Permite una comprensión más profunda y efectiva, reduciendo malentendidos y conflictos. 
  • Fortalece las relaciones:Favorece la conexión emocional y la confianza entre las personas. 
  • Promueve la empatía:Ayuda a desarrollar la capacidad de ponerse en el lugar del otro y comprender sus sentimientos. 
  • Facilita la resolución de problemas:Al comprender mejor la perspectiva del otro, se pueden encontrar soluciones más efectivas. 
  • Fomenta la confianza:El sentirse escuchado y comprendido aumenta la autoestima y la seguridad de la persona que habla. 

ACTIVIDAD EN EL AULA

  • Prestar atención al lenguaje verbal y no verbal: Observar el tono de voz, el lenguaje corporal y las expresiones faciales del hablante. 
  • Hacer preguntas aclaratorias: Solicitar más información para asegurar la correcta comprensión del mensaje. 
  • Evitar interrumpir: Dejar que el hablante termine de expresar sus ideas antes de intervenir. 
  • Validar las emociones del hablante: Reconocer y aceptar sus sentimientos, sin tratar de minimizarlos o cambiarlos. 
  • Resumir y parafrasear: Repetir lo que se ha entendido para confirmar la comprensión. 

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