El gato negro de bruja representa el mal augurio y la mala suerte en las culturas occidentales influenciadas por la caza de brujas, donde se creía que eran demonios o brujas transformadas, y es un símbolo principal de Halloween.
Sin embargo, en otras culturas, como la japonesa y la escocesa, el gato negro se asocia con la buena suerte, la fortuna, la protección y la prosperidad.
El significado espiritual del gato abarca la protección espiritual, la conexión con el mundo místico, la sabiduría, la independencia y la feminidad. Se les considera guardianes del hogar y limpiadores de energías negativas, capaces de percibir y transmutar vibras indeseadas. Su comportamiento nos enseña lecciones de autenticidad, humildad y vivir en el presente. El color del gato también añade matices a su significado, siendo los negros asociados al misterio y la protección, y los blancos a la pureza.
Por ello, es algo «de falta de cultura y conocimiento» asociar mala suerte a un gato de color negro.
Al igual que el simbolismo negativo que se les dio a las brujas (que eran mujeres sabias, que poseían conocimientos de plantas, de medicina, de curas, de astronomía, de cocina, de cultura y un largo etcétera, desconocidos para el resto de los mortales en aquella época) por falta de conocimiento y cultura, se le asoció al gato negro, estas cualidades, siendo claramente, parte del imaginario e inventiva del momento.
Y como tantas otras historias, que repetidas hasta la saciedad, pasan a ser parte de una realidad no demostrada, las brujas y los gatos, pasaron a formar parte de ese heraldo fantasioso e increíble, que inventamos los humanos para tratar de explicar nuestros miedos, dudas y ansiedades.


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