Pronto el verano
ahora que el delicioso purgatorio
de la primavera ya acabó,
pronto la sofocante
humedad
en la ciudad
En las escaleras de incendios
con una camiseta sin mangas
fumando un puro
en sintonía con el temblor
del monótono tráfico
comercial amarillo
que se mueve por la ciudad
donde en realidad nadie
compra coches,
ya sean americanos
o de otra parte,
donde nosotros,
como predijo Rilke,
donde nosotros
despertaremos, leeremos, escribiremos
largas cartas
y por las avenidas
vagaremos sin descanso
de aquí para allá
a pie a través de
la humedad,
donde pronto me ducharé, me vestiré,
sacaré al perro para que mee
y dejaré esto en el buzón.
(Traducción de Ángel Salguero)

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