Celebrar no es simplemente una pausa para olvidarnos de nuestras metas; es un rito importante que nos permite abrir nuevos ciclos y replantear nuestros futuros. Se trata de reconocer el buen trabajo, compartir gratitud y energía.
Celebrar y festejar son fundamentos de la conexión con los demás y de la dinámica de la plenitud existencial. A veces, el ritmo acelerado, los cambios y las transformaciones permanentes nos hacen pensar que no hay tiempo suficiente para dedicarnos a celebraciones.
Las celebraciones nos permiten relajarnos y descansar en medio de una vida agitada y ajetreada . Usamos las celebraciones como excusa para reunirnos con los amigos y familiares que más significan para nosotros. También disfrutamos de las celebraciones porque nos permiten recordar las cosas de la vida que realmente importan.
Por eso, he querido hacer, esta pequeña reflexión, a escasos días de una de las celebraciones más importantes del año.
Celebramos como método de recompensa, de reconocimiento, de alegría, de vida.
Celebrar de forma conjunta es importante, estrecha lazos, ayuda, anima, cohesiona.
Pero, celebrar de forma unipersonal, también es necesario e importante. Hace unos días, una persona cercana, me contó, que este año no quería celebrar la Navidad, que le agobiaba, le estresaba, no disfrutaba de reunirse con nadie, ni de tener que hacer ver que estaba feliz, cuando es lo contrario. Ante esto, mi primera opción es que se acuda a un profesional de la salud , si tu estado es tan bajo, que no sabes como salir de la tristeza. Ese profesional, te aportará herramientas para poder lidiar con esos sentimientos y pensamientos.
Si simplemente no te atrae la celebración, mi punto de vista, es que hay que cambiar el chip, celebrar si se tiene ganas, por cosas que a uno le hagan feliz. No tiene que ser por las fechas, puede ser porque has logrado algo que veías difícil, por algún avance en tu vida o simplemente por el hecho de vivir (algo que deberíamos celebrar continuamente).
Yo tengo varios rituales de celebración: el primero cada mañana, por tener la oportunidad de un día nuevo, el segundo, ante las nimiedades de la vida, cuanto más insignificante sea el hecho, más prioridad le doy. El tercero, antes de dormir, pensar en tres cosas de ese día que me han alegrado, emocionado positivamente o me han dado felicidad ( puede ser algo que te ha sucedido, algo que has comido, alguien a quien has visto, alguna actividad que has conseguido hacer…etc).
Otro hecho que me aporta serenidad en la vida, es relativizar las cosas que me van sucediendo, darles la importancia justa y sobretodo tener muy presente, que yo no puedo tener el control de las cosas que suceden, de lo que dicen, hacen o piensan otras personas, o del hecho de que la vida transcurra.
Espero que esta pequeña reflexión, os pueda ser de utilidad!
MUCHOS BESOS
Dolorespormiabuela 
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